Publicado en El Universal Puebla – 28/03/2023
El termino electromovilidad, que se refiere al transporte cuando está impulsado por energía eléctrica es un tema que suena mucho en los medios y que supone una solución a los problemas de transporte y cambio climático que enfrentamos en la actualidad.
Lamentablemente muchos medios de comunicación pueden ser sesgados por tendencias actuales, de las cuales podemos observar que se han limitado a hablar de los coches eléctricos. El coche eléctrico es un gran avance científico ya que reduce emisiones de gases de efecto invernadero y sus motores son mucho más eficientes que sus contrapartes basadas en combustión.
Después de analizar la tendencia es necesario pensar si el problema de las emisiones del transporte se puede solucionar con las medidas que muchos gobiernos están impulsando, como lo son, la reducción de impuestos, descuentos o inclusive recargas de energía gratis por un tiempo. El problema del transporte y la movilidad no es solo la emisión de gases de efecto invernadero, lo son también, los embotellamientos, las filas, la recarga de combustible entre otros, por lo que es fácil ver como los coches eléctricos también son propensos a sufrir estos problemas y son una solución parcial a algunos de los problemas antes mencionados.
El hecho de pensar en un futuro donde la mayoría de los coches sean eléctricos es difícil de asimilar si consideramos ahora que la carga de un coche eléctrico requiere como mínimo la misma potencia eléctrica de un mini-Split para la carga básica o la de un fraccionamiento de más de 80 casas de interés social para una carga ultrarrápida. Dados estos problemas se han diseñado electrolineras en centros comerciales o plazas para poder cargar y no afectar a otros usuarios domésticos, pero son pocos los lugares considerando las medidas propuestas por organismos internacionales sobre el uso masivo de vehículos eléctricos.
Las preguntas que nos debemos de hacer son: ¿Nuestras redes eléctricas actuales pueden soportar esta potencia extra de un vehículo eléctrico por casa? ¿Habrá suficiente inversión para migrar de gasolineras a electrolineras? ¿Qué tanto tiempo deberemos de esperar para cargar nuestros vehículos eléctricos en una electrolinera? ¿Quién revisará la calidad de la energía de estas electrolineras?
Después de analizar estas incógnitas consideramos que si se destinaran esos recursos para invertir en electrolineras que puedan abastecer sistemas de transporte colectivos como microbuses o colectivos eléctricos podríamos lograr beneficiar a más personas y así reducir una gran cantidad de contaminantes que aspiran los usuarios de estos sistemas. Es importante destacar que durante el horario de operación de estos sistemas de transporte colectivo se podría proveer las recargas colectivas con energía solar a diferencia de la carga de automóviles eléctricos en casa durante la noche.
La electroctromovilidad es una de las soluciones al gran problema de transporte que tenemos y que es un verdadero reto para científicos, ingenieros y sociedad.
El análisis presentado sobre electromovilidad es sumamente revelador y nos invita a una reflexión profunda sobre cómo visualizamos el futuro del transporte. Si bien es cierto que los coches eléctricos representan un paso significativo hacia un mundo más sustentable, su implementación a gran escala plantea interrogantes técnicas y logísticas de gran relevancia.
La capacidad de nuestras redes eléctricas, la inversión necesaria para las electrolineras y el tiempo de carga son cuestiones que no podemos pasar por alto. Además, como bien se señala en el artículo, el enfoque en el coche eléctrico individual puede estar desviando nuestra atención de soluciones más amplias y, quizás, más efectivas, como la electrificación del transporte colectivo.
La propuesta de invertir en sistemas de transporte colectivos eléctricos, especialmente si se abastecen de energía solar durante sus operaciones diarias, puede representar un camino más efectivo y beneficioso para un mayor número de ciudadanos. Esto no solo ayudaría a desatascar las calles, sino que también podría ofrecer una solución más amigable con el ambiente al reducir significativamente las emisiones de gases contaminantes.
Finalmente, es vital que se aborde el tema de la calidad de la energía en las electrolineras. Como consumidores y ciudadanos, merecemos garantías de que la energía que alimenta nuestros vehículos es segura y confiable.
En resumen, este análisis nos reta a pensar de forma más holística y estratégica sobre la transición hacia la electromovilidad. Más que simplemente reemplazar coches de gasolina por eléctricos, debemos reconsiderar cómo nos movemos y cómo queremos que sea el transporte en las próximas décadas.